Psicooncología: Crecer a través del cáncer

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Tal vez te sorprenda el título de este artículo… ¿Crecer a través del cáncer?

Pues sí… es posible… De hecho es habitual que las personas que atraviesan enfermedades graves como el cáncer, cambien toda su vida y la manera en que ven las cosas.

Y es que podemos crecer en la adversidad, los traumas pueden cambiar todo nuestro mundo y a ese proceso de crecer desde las peores situaciones y salir reforzados de ellas, se llama “Crecimiento Postraumático”.

El crecimiento tras un trauma, una herida emocional producida por una enfermedad o por sucesos de la vida que nos impactan, es reflejo de cómo en la vida todo está unido… lo bueno y lo malo… la luz y la oscuridad… pues el equilibrio es básico en este universo que habitamos.

Crecer en el cáncer es posible porque la enfermedad trae consigo muchos cambios que guardan grandes lecciones que en la vida cotidiana solemos obviar, olvidar. Algunos de estos cambios, son…

Echar el freno, parar… La vida lleva un ritmo frenético y nosotros tratamos de seguirla, lo que nos lleva a estar siempre ocupados, a ayudar a otros y cumplir con todas nuestras responsabilidades. La enfermedad llega para hacernos parar, para tomar una perspectiva diferente, para ver la vida con cierta distancia y hacernos conscientes de que no todo es rápido, que también debemos atendernos a nosotros mismos.

Cambio en las prioridades vitales… Y es que cuando paramos, cuando nos alejamos temporalmente de la vida que llevábamos, nos damos cuenta de que las cosas realmente importantes de la vida, no son aquellas en las que invertimos tanto tiempo, por las que tanto luchamos. Es habitual que el cáncer y otras enfermedades graves, nos hagan ver que lo importante es lo más sencillo… como respirar, sentir el sol en la piel, estar rodeados de personas que nos aman y a las que amamos. De repente el trabajo y el dinero toman una importancia relativa… liberándonos poco a poco de las cadenas que nos mantienen presos de nuestros temores.

La importancia de cuidarse emocionalmente a uno mismo… Las emociones… olvidadas, temidas. Pasamos la vida desoyendo a nuestras emociones, reprimiéndolas, tratando de esconderlas en nuestra mente… y así pasa… que al final las emociones se transforman y saltan a nuestro cuerpo para que las escuchemos más atentamente. En ocasiones las emociones se somatizan por medio de dolores y molestias… en ocasiones, cuando llevamos mucho tiempo reprimiéndolas, pueden llegar a provocar enfermedades físicas porque cada emoción se traduce en hormonas que alteran el funcionamiento de todo el cuerpo.

La enfermedad nos ayuda a recapitular, a hacer un resumen de cómo van las cosas, de lo que de verdad nos hace sentir bien y de lo que es importante para nosotros… por eso la enfermedad puede ser el principio de una nueva vida… una en la que elegimos cómo vivir, cómo sentir.

Buscar el significado de la vida… A veces creemos que nada tiene sentido y la enfermedad puede traer hasta nosotros esta misma sensación. Sin embargo, si vamos más allá del diagnóstico, más allá de la enfermedad… podemos tener una perspectiva más amplia, podemos llegar a comprender las lecciones que guardan en su interior cada situación, cada experiencia… Y es así como aprendemos, como avanzamos… Y comenzamos a tener una idea más amplia de la vida, del camino recorrido… de hacia dónde queremos dirigirnos. Buscando el significado de nuestra vida y creándolo al mismo tiempo.

Re-descubriendo el poder interno… Nos olvidamos de lo poderosos que somos… solemos creer que somos débiles, incapaces de afrontar situaciones complejas, olvidamos que tenemos una enorme fuerza en nuestro interior, que las emociones son nuestras aliadas y que somos capaces de afrontar cualquier cosa. Cuando empezamos a ver las lecciones que guarda cada situación, todo nuestro mundo cambia porque ya no nos dejamos arrastrar por la idea de que las cosas son buenas o malas… en realidad todo lo que vivimos tiene el propósito de enseñarnos y eso nos ayuda a evolucionar.

Descubriendo nuestra espiritualidad… Somos seres espirituales aunque a veces no lo creamos. La enfermedad es un medio ideal a través del cual descubrir nuestra esencia energética y espiritual. Todo ello nos ayuda a vivir la vida desde una perspectiva diferente… donde juzgamos menos lo que nos ocurre y nos hacemos conscientes de las lecciones a aprender, donde descubrimos que vivir en un cuerpo físico es un privilegio… aunque duela… aunque nos limite. La espiritualidad también nos hace explorar con calma la vida y la muerte… pues en realidad una no puede existir sin la otra… forman parte del todo… del universo.

Aprendiendo a vivir en el presente… Solemos vivir en el pasado o en el futuro… en tiempos que ya no existen. La enfermedad es la excusa perfecta para volver al ahora… al presente. Es el momento ideal en el cual aprender que las emociones son nuestras amigas, que debemos escucharlas y que son pasajeras. Es el momento de aprender que los pensamientos son como nubes en el cielo… que vienen y van… que su naturaleza es impermanente cuando no nos aferramos a ellos, cuando no les damos vueltas y vueltas en nuestra cabeza hasta el infinito.

La enfermedad es el momento de hacernos conscientes de nuestra respiración, que nos une al presente, que nos permite regular nuestras emociones y pensamientos… La enfermedad nos da la oportunidad de parar… de disfrutar del silencio, de sentir el amor que nos rodea, de sentir el sol en nuestra piel y abandonarnos a la relajación que trae consigo la tranquilidad y no tener que hacer nada más que dedicarse tiempo a uno mismo.

De modo que no lo olvides… las enfermedades traen consigo un gran regalo… el de tu crecimiento, un mejor conocimiento de uno mismo y de la vida, así como vivir en el presente… en el ahora… en este instante que transcurre mientras que inspiras y espiras.