«La salud mental, en general, era un aspecto bastante descuidado desde antes de la pandemia»

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Virginia Valdominos es Psicóloga colegiada y Psicoanalista de la Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero. Con casi 20 años de experiencia, ayuda a sus clientes a vivir con salud los años futuros. Realiza funciones docentes en la Escuela de Poesía y Psicoanálisis Grupo Cero, donde dirige el área de formación. También imparte conferencias y talleres y realiza difusión gratuita del psicoanálisis a través de mi canal de Youtube para personas que quieren conocer cómo funciona la mente y se plantean vivir relaciones sanas. Asimismo, es miembro del departamento de clínica, del departamento de empresas y del departamento de peritaciones judiciales del Grupo Cero. Además, escribe libros de psicoanálisis y también poesía.

No hay duda de que la pandemia provocada por el coronavirus ha afectado la salud mental de muchas personas. ¿Cuáles cree que son las emociones y sentimientos más frecuentes durante estos meses?

Angustia, ansiedad, miedo, incertidumbre, depresión, pensamientos suicidas, fobias, pero también, agresividad, negación de la realidad, psicosis. Es verdad que la pandemia ha acentuado todas estas emociones y padecimientos, pero esto es porque la salud mental en general era un aspecto bastante descuidado desde antes de la pandemia. Nadie se ocupa del cuidado de la salud mental de las personas, ni las instituciones, ni los colegios, ni los hospitales. Esto provoca que ante una situación de alarma y peligro, como es la pandemia la enfermedad mental (y física que también tiene un fuerte componente psíquico), sea una forma de resolver frente a la incertidumbre y el estrés que se hacen insoportables para la persona.

Hacer frente a esta situación no es fácil y, en muchas personas, el estrés y la ansiedad son muy comunes. ¿Cómo se puede lidiar con ellos?

El estrés y la ansiedad son muy comunes. Son afectos que en su insistencia pueden producir enfermedades graves. Porque el paciente siente una excitabilidad general y una incapacidad para resistirla, tiende a actuar con cierto apresuramiento, quiera acabar las cosas antes de tiempo, no da los pasos necesarios para realizar la tarea y quisiera saltar del paso 1 al 6 sin pasar por los intermedios. Pero así es como vive toda su vida, es ansioso, va adelantándose a los acontecimientos, evaluando las situaciones de una forma pesimista, frente a la incertidumbre anticipa la realidad de una manera pesimista y sus fantasías siempre son catastrofistas sobre lo que les va a pasar a sus seres queridos. Es lo que llamaríamos habitualmente “un carácter pesimista” pero en exceso. Puede venir acompañada de insomnio, miedos, vértigos y perturbaciones digestivas tales como diarrea o estreñimiento.

Si no se da un tratamiento adecuado cada vez que la situación colme el vaso, tenderá a responder con ansiedad y estrés. Si no tiene el tratamiento adecuado, la enfermedad es la mejor solución que pudo encontrar esa persona en ese momento, pero es muy costosa a largo plazo porque le deja sin capacidad de acción y de goce, por lo que conviene utilizar un método terapéutico más saludable.

Durante estos meses, hay dos palabras que se han escuchado mucho: el pánico y la paranoia. Muchas veces, la gente toma conceptos de psicología y los utilizan de forma errónea, ¿qué es lo que caracteriza al pánico y a la paranoia? ¿Considera que se han producido durante estos meses?

En términos sociales, el grupo entra en pánico cuando se queda sin líder, cuando se descompone y pierde los lazos que los unía. La situación de aislamiento, sumada a una falta de liderazgo fuerte a nivel mundial pueden dar lugar a esta desestructuración y al pánico.

Pero, centrándonos más en la cuestión clínica, los ataques de pánico se dan cuando una gran cantidad de energía se elabora por vía somática de una forma automática, quiero decir, mediada por el sistema nervioso autónomo, por lo que el paciente puede sentir alteraciones cardíacas, respiratorias, ataques de sudor, temblores y convulsiones, ataques de bulimia, vértigo, diarreas en forma de ataque. Digamos que el ataque de pánico se siente más en el cuerpo y la ansiedad es puramente psíquica, pero no por ello menos molesta y desagradable.

Por otra parte, en la paranoia hay una proyección de los deseos, deseos que generalmente no son reconocidos por la persona y se proyectan en otra persona, pero deformados: por ejemplo, no soy yo quien lo ama, es él que me odia y me persigue y me quiere matar. En una situación de negación o pérdida de la realidad, es posible desarrollar un pensamiento conspiranoico sobre la pandemia.

El miedo es otra de las emociones que ha estado presente en muchas personas. ¿Es el miedo algo natural en estos días que vivimos?

Sí, pero con límites. El miedo es un sentimiento adaptativo siempre que te permita responder ante una situación peligrosa. Generalmente se siente miedo de algo concreto y exterior, los perros, las serpientes, las alturas, los ascensores, la muerte. La angustia, en cambio, no tiene objeto, es un quantum de energía que busca una representación a la que adherirse. Pero el miedo sí tiene un objeto, que llamamos fóbico, aunque en realidad el psicoanálisis del paciente nos va mostrando como se trata de un desplazamiento de otro miedo más primitivo en el sujeto.

¿Qué diferencia hay entre el pánico y el miedo?

Un poco de miedo es adaptativo y siempre es a un objeto exterior (el virus, el contagio, el colegio, etc.). El ataque de pánico te impide cualquier comportamiento adaptativo, te paraliza y la persona suele tener la sensación de que va a sufrir un infarto o se va a morir.

¿Cree que es importante para nuestra salud mental intentar sacar algo positivo de esta situación?

Es muy buen momento para empezar a cuidarse y a trabajar para construirse un estado de salud duradero. Porque los estados en los que vivimos no cuidan nuestra salud ni piensan nuestro bienestar. Por lo tanto, el cuidado de la salud queda en manos de cada ciudadano.

¿Qué recomienda para proteger y cuidar nuestra salud mental durante estos meses?

Hablar con un psicoanalista. Un psicoanalista es un profesional formado para escuchar tu inconsciente. Puedes hablar con él de todo lo que quieras porque sabe lo que te está pasando y no se va a meter contigo, no va a opinar, no te va a juzgar, simplemente, te va a escuchar para que puedas psicoanalizarte y eso produce en el psicoanalizado autoconocimiento y autotransformación.

Un segundo confinamiento y, por tanto, aislamiento social, ¿tendrá consecuencias más negativas sobre la salud mental que la primera vez?

Sí, seguramente. Hay quienes aún no se han recuperado del primero y tiene secuelas. Conviene psicoanalizarse para el próximo confinamiento. Quienes han comenzado ya su psicoanálisis lo vivirán de un modo diferente.

¿Cómo ha afectado esta pandemia a la salud mental de los niños? ¿Y a la de los ancianos?

Los niños dicen que se han olvidado de hacer amigos. Los ancianos se han visto aislados y atemorizados y eso ha repercutido directamente sobre su salud física y mental.

¿Cree que ha habido un aumento de personas que sufren trastornos durante estos meses?

Sí. La incidencia de los trastornos mentales ha aumentado en gran medida como hemos podido comprobar en nuestras consultas. También podemos ver estos días los servicios de atención primaria saturados y muchos de esos pacientes necesitan atención psicológica.

¿Es importante para nuestra salud mental intentar sacar algo positivo de esta situación?

Sí, conviene tener utopías de futuro. Desde Grupo Cero recomendamos también leer poesía que es una buena depuradora para el alma.