Los pacientes con EPOC tienen una baja capacidad para hacer ejercicio, lo que merma su autonomía en la vida diaria

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Los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) tienen una capacidad disminuida para practicar ejercicio físico que influye en su capacidad para realizar actividades de la vida diaria (ADL) sencillas, como comer, beber o lavarse, o complejas. Además, esta capacidad de hacer ejercicio mermada se puede aumentar y, con ello, la capacidad de realizar actividades de la vida diaria, según un estudio del Departamento de Fisioterapia de la Universidad de Hacettepe, de Ankara (Turquía), publicado en Archivos de Bronconeumología, la revista científica de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).

Los estudios que relacionan las actividades de la vida diaria con la capacidad máxima de ejercicio de los pacientes con EPOC han sido limitados hasta ahora. Sabíamos que los pacientes con un grado moderado y severo de esta enfermedad respiratoria tienen menor capacidad de hacer ejercicio físico y también actividades de la vida diaria simples como lavarse, beber o comer, y más complejas, como hacer las tareas domésticas, reparaciones o llevar las finanzas de su hogar. Este estudio turco, aunque sea con una muestra discreta de pacientes, es una aportación importante para aclarar esta cuestión, porque ha demostrado que, efectivamente, la capacidad de hacer ejercicio físico se correlaciona con la capacidad para hacer las actividades de la vida diaria. De confirmarse, esto deberá tenerse en cuenta en los programas de rehabilitación pulmonar de estos pacientes de tal forma que no solo se busque mejorar la capacidad física sino también estudiar y analizar el impacto de los programas en la mejora en la realización de estas actividades cotidianas, probablemente a los pacientes les parezca más interesante poder asearse o vestirse, o salir a pasear con menor sensación de ahogo, que caminar más metros en un test de esfuerzo de los que habitualmente les hacemos para valorar el efecto de la rehabilitación”, explica Antonio Ríos, coordinador del Área de Fisioterapia de SEPAR.

La EPOC es una enfermedad respiratoria crónica que se caracteriza por una obstrucción persistente y progresiva del flujo del aire. Es prevenible, puesto que la gran mayoría de casos se deben al tabaquismo y tratable. Los síntomas principales de la EPOC, además de la tos o la expectoración, son la fatiga y la disnea (sensación de ahogo al respirar), pero la enfermedad no solo tiene componentes pulmonares, sino también extrapulmonares.

La afectación pulmonar se caracteriza porque los pacientes con EPOC tienen una hiperinsulfación pulmonar crónica que aumenta la carga sobre los músculos inspiratorios, que pueden además estar más débiles, y sobre el impulso neural inspiratorio. El resultado es que estos pacientes tienen disminuida la capacidad respiratoria.

Por otra parte, los efectos extrapulmonares de la EPOC pueden limitar las ADL de los pacientes con EPOC, así como su independencia para desenvolverse en el hogar o al aire libre. Las ADL comprenden actividades muy variadas de la vida diaria: desde tareas simples como la movilidad, beber, comer, vestirse, lavarse las manos o bañarse, que son tareas básicas, hasta tareas más complejas como reparar un dispositivo, corte de tela, planchado o la administración de las finanzas.

Se sabe que los pacientes con EPOC experimentan una mayor carga metabólica y percepción de síntomas que las personas sanas, durante la realización de ADL, y que tienen limitaciones mientras las realizan. Para ellos, las ADL más problemáticas son caminar, las actividades domésticas y subir escaleras, en el caso de la EPOC moderada o muy severa.

Asimismo, los pacientes con EPOC tienen una capacidad reducida para hacer ejercicio físico. Esta capacidad se debe aumentar de forma adecuada. Debe ser suficiente para satisfacer el aumento de oxígeno, necesario para las ADL simples, y así poder preservar su autonomía en la medida de lo posible.