Psicooncología: Cuidado emocional para profesionales

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Trabajar en el ámbito oncológico no es fácil.

No es fácil esta área de la medicina y la psicología porque te conviertes en espectador del sufrimiento ajeno y quienes nos dedicamos a ayudar a otros, solemos ser empáticos, lo que nos hace sensibles al dolor y al sufrimiento.

Cuando no somos capaces de desarrollar una empatía terapéutica y hacemos todo nuestro trabajo en torno a lo que yo llamo la “empatía patológica”, esa que nos hace vivir las mismas emociones que el otro, aquella que nos convierte en seres asustados… es muy probable que empecemos a sentirnos incapaces de trabajar entre tanto sufrimiento, lo que puede desembocar en el síndrome de burnout o en la fatiga por compasión.

Dedicaré otros post a cada uno de estos síndromes, pero hoy quiero centrarme en ti, hoy quiero enseñarte algunas técnicas sencillas que puedes (y debes) practicar a diario para no agotarte emocionalmente, previniendo esos síndromes de agotamiento.

Para cuidarte, debes tenerte en cuenta, debes pensar en ti, en lo que necesitas. También debes dedicarte tiempo y conocerte mejor. Creo que el trabajo que realizamos los profesionales que ayudamos a otros, es la semilla de nuestro crecimiento interno, de este modo enriquecemos todas las áreas de nuestra vida.

El objetivo es que te cuides de manera cotidiana y para mantener un mundo emocional sano incluso en medio del sufrimiento (propio y ajeno), hay varias cosas que puedes hacer…

Respira… Sé que respiras, pues de otro modo no podrías leer mis palabras. Cuando te digo que respires, me refiero a que lo hagas de manera consciente, a que dediques cinco minutos diarios a sentarte en calma, cerrar los ojos y observar la respiración en tu cuerpo… sintiendo la enorme energía que te invade cuando inspiras y la profunda relajación cuando espiras… dejándote llevar por esta marea eterna que te acompaña cada día.

La respiración es tan potente porque te ayuda a calmar tu mente y a conectarte con tu cuerpo desde la calma… desde algo que él mismo hace cada día de manera automática. Para mí no hay mejor técnica de relajación que respirar conscientemente.

Pero como quiero ayudarte aún más, te voy a regalar una pequeña guía que he elaborado con seis técnicas de respiración express que te serán muy útiles en tu día a día. Puedes descargar esta guía accediendo a través de este enlace.

Tómate descansos… La jornada laboral es intensa y en ocasiones hay más pacientes de los que puedes visitar. Seguramente en alguna ocasión te has sentido saturado, agotado de ver tanto sufrimiento, tal vez incluso te has sentido incapaz de ayudar… eso solo está en tu cabeza, tu presencia es sanadora.

Porque tu jornada laboral es larga y no siempre es fácil seguirle el ritmo al día, te recomiendo que hagas descansos cortos cada tres o cuatro pacientes o incluso cada 45 minutos. Con un descanso de cinco minutos es suficiente. Y en ese tiempo que te dedicas a ti, aprovecha para respirar… usa alguno de los ejercicios que he compartido contigo en la guía.

Dedícate tiempo solo para ti… Tu vida se desarrolla más allá de la consulta, más allá del hospital y por ello debes cuidarte más allá de tu vida profesional. Te propongo que cada día reserves unos minutos para meditar, para respirar, para caminar, para vivir plenamente la vida. También te recomiendo que al menos un día a la semana (los fines de semana son una buena opción) hagas alguna actividad que te apasione, que te llene, que te haga desconectar de todo y te ayude a conectar más profundamente contigo mismo. Esas actividades dependen de ti, de tus gustos, pero yo te doy algunas ideas… lee, escribe, dibuja, escucha música o compónla, camina entre la naturaleza, ríete a pleno pulmón, haz bromas, recupera al niño que vive en ti, disfruta de tu familia, toma el sol… todas estas cosas están a tu alcance.

Comunícate con otros colegas… En ocasiones estamos acostumbrados a trabajar en solitario y eso nos impide comunicarnos con otros profesionales que saben lo que sentimos porque ellos también lo viven. Las reuniones de equipo también puede ser un espacio óptimo para hablar de cómo os sentís emocionalmente, es un buen lugar donde sentirse apoyado, aconsejar y recibir ayuda de personas que viven algo parecido.

Busca ayuda cuando lo necesites… No siempre podemos salir de una situación compleja por nuestra cuenta, a veces necesitamos ayuda. Ser consciente de que necesitas apoyo de un psicólogo, es una señal de madurez y de gran autoconocimiento. No lo dudes, si necesitas superar ciertas experiencias o simplemente quieres aprender técnicas de regulación emocional o incluso introducirte por el bello camino del crecimiento personal, contacta con un psicólogo y déjate ayudar, conócete mejor.

Medita… Para mí la gran herramienta de autoconocimiento es la meditación. He compartido esta idea contigo otras veces y te lo vuelvo a decir porque quiero que te conozcas mejor, quiero que le pierdas el miedo a tu mente, quiero que conectes más profundamente con tu cuerpo y te des cuenta de que eres mucho más que este cuerpo físico que habitas temporalmente. Con práctica y constancia, descubrirás que la meditación es tu gran aliado.

Tómate tiempo libre… Vete de vacaciones… En ocasiones nos hacemos adictos al trabajo… es así, especialmente cuando nos apasiona lo que hacemos. Pero debes saber que tu mente ha de descansar, que tu cuerpo debe sentirse libre y que tú necesitas un tiempo alejado de tus responsabilidades para recargar las pilas y seguir ayudando. Si te agotas hasta el extremo, no podrás seguir en pie, no podrás ayudar a otros porque no te estarás ayudando a ti mismo. Tú también eres importante.

Estos consejos que hoy he compartido contigo son muy sencillos y espero que puedas llevarlos a cabo… y si no todos, al menos dos o tres. Recuerda que sanas con tu sola presencia pero para que esto sea así, tienes que cuidarte.