¿Puede una dieta basada en plantas prevenir el asma?

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El asma es una afección inflamatoria crónica que afecta las vías respiratorias y puede causar sibilancias y dificultad para respirar. Entre los desencadenantes reconocidos de los síntomas asmáticos, se encuentra la exposición a un alérgeno o irritante, como el polen o el humo del cigarrillo, el ejercicio vigoroso y el estrés emocional.

Además, los médicos creen que la obesidad es un factor de riesgo para esta enfermedad. De hecho, una revisión sistemática en 2019 encontró que las personas con asma pueden mejorar sus síntomas al perder peso.

Sin embargo, una nueva revisión del asma y la dieta va más allá y concluye que una dieta basada en plantas puede reducir el riesgo de desarrollar la afección y mejorar el control de los síntomas, mientras que los productos lácteos aumentan el riesgo y exacerban los síntomas.

Así, los investigadores revisaron una amplia gama de estudios que analizaron las asociaciones entre el asma y el consumo de frutas y verduras, lácteos, huevos y grasas saturadas.

Un estudio de 1985, por ejemplo, puso a 35 pacientes con asma en una dieta vegana durante un año. Las mejoras fueron significativas en la capacidad vital, una medida del volumen máximo de aire que una persona puede exhalar de sus pulmones. Sin embargo, no hubo grupo de control para la comparación. 

Otro estudio de 2015 utilizó cuestionarios para evaluar la dieta y la salud de 678 niños en Puerto Rico. Así, descubrió que los niños que consumían la mayoría de los productos lácteos tenían más probabilidades de tener asma.

Sin embargo, la investigación fue “transversal”, es decir, un tipo de estudio observacional que se enfoca en un punto particular en el tiempo en lugar de investigar el resultado de una intervención. Esto dificulta el diferenciar entre causas y efectos en los resultados.

Lo cierto es que las investigaciones científicas centradas en la relación entre la salud y la dieta son difíciles de realizar e interpretar.

Los componentes de la dieta, como la fibra, los ácidos grasos, las grasas totales y saturadas y el consumo de vitamina D, probablemente afectan a las vías inmunes involucradas en la fisiopatología del asma. Sin embargo, como bien explican los autores de esta revisión, los ensayos de intervención para evaluar la prevención y el control del asma por medios dietéticos son necesarios para confirmarlo.

Los hallazgos de esta revisión no se reflejan en los consejos médicos generales para personas con asma. De hecho, las organizaciones internacionales de atención médica no recomiendan que las personas reduzcan su consumo de lácteos o hagan una dieta vegana.