Crisis y su poder transformador

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Hemos asociado la palabra crisis con cataclismos, sucesos que cambian nuestra vida para mal, que nos hacen sufrir. En parte es cierto, pero creo que esto se produce por nuestra necesidad de vivir en un mundo predecible, donde nunca ocurran cosas que no hayamos planificado antes.

Las crisis suponen una ruptura de la vida como la conocíamos hasta ahora, pero eso no siempre es malo, en ocasiones nos salva de nosotros mismos. Es cierto que nos puede empujar hacia la oscuridad, pero la crisis siempre deja una linterna cerca para que exploremos, para que avancemos.

Considero que las crisis son esos empujones que nos da la vida y el universo para acelerar nuestro crecimiento interno, pues, aunque nos cueste admitirlo, la verdad es que nos sentimos a gusto en la zona de confort. Si no nos sentimos incómodos, no solemos explorar nuevos territorios, lo que nos dejará estáticos, petrificados.

Las crisis pueden ser de muchos tipos: económicas, laborales, familiares, de salud, psicológicas, emocionales, de pareja. Creo que hay tantas crisis como seres humanos y estrellas en el universo, pero todas ellas guardan en su interior un mejor autoconocimiento, aceleran nuestro crecimiento interno. Como psicóloga, me he dado cuenta de que los trastornos psicológicos y emocionales son solo la superficie, como los icebergs, las verdaderas razones de las crisis vitales están ocultas a nuestros ojos.

Lo que he descubierto es que los problemas emocionales o psicológicos nacen porque nos perdemos a nosotros mismos. Si lo piensas con calma, la vida parece reclamar toda nuestra atención, todo nuestro esfuerzo y entre una responsabilidad y otra, postergamos descansar y relajarnos, pensando que ya tendremos tiempo, que no es tan importante dedicarnos un tiempo a nosotros mismos.

Cuando tenemos trastornos de ansiedad, tristeza, estrés o culpa, sentimos que todo nuestro mundo se ha venido abajo, que nada tiene sentido, pero para mí, esos momentos son los que más sentido tienen porque son las crisis las que traen consigo la transformación, el cambio que necesitábamos desde hacía tiempo.

La transformación siempre pasa por adentrarnos en nosotros mismos, redescubriendo aquellos lugares a los que no solemos acceder porque despiertan en nosotros recuerdos que nos hacen sufrir, sin ser conscientes de que precisamente sufrimos porque evitamos afrontar el dolor, evitamos las lágrimas, las únicas que pueden borrar el dolor y darle un nuevo sentido a nuestra existencia.

En las sesiones terapéuticas, me convierto en una exploradora de mundos ajenos de la mano de mis pacientes, indicándoles que no pasa nada por llorar, por recordar, por volver al pasado brevemente para liberarnos de lo que nos duele. En cada exploración que hago, salgo reforzada porque los descubrimientos de mis pacientes me ayudan a comprender un poco más la vida, haciéndome consciente de la sabiduría de las crisis.

La situación vivida con el Covid-19 está siendo dura, nos hace afrontar cosas que nunca imaginamos, pero es una crisis que nos enseña muchas cosas. A algunos les enseña lo que es disfrutar un poco más de su vida, sin tantas prisas, a otros les ayuda a tomarse un descanso al fin, a hacer cosas que siempre quieren hacer pero para las que nunca tienen tiempo. A otros les enseña que tienen el poder de ayudar a otros, aliviando la tristeza o ansiedad y hay quien descubre una nueva afición o incluso su futura profesión. Esta crisis es una oportunidad con un enorme poder transformador, no lo desaproveches, sigue creciendo, sigue evolucionando.