«La medicina regenerativa aportará una solución eficaz y barata en multitud de enfermedades»

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Juan Pedro Lapuente Fernández es el presidente de SEBRET (Sociedad española de bioingeniería y regeneración tisular), especialista en medicina regenerativa e ingeniería tisular, máster europeo en Medicina trasfusional y terapias celulares avanzadas, máster en biología molecular y celular, Director científico de clínicas CRES, Director de I+D+I de la bioincubadora de empresas biotecnológicas del Hospital de Fuenlabrada de la Comunidad de Madrid.

Se dice que la medicina regenerativa es la cura del futuro, pero, ¿en qué consiste exactamente la medicina regenerativa?

Yo diría que más que una medicina de futuro es ya una medicina del presente. Entendemos por medicina regenerativa una nueva especialidad médica basada en el conocimiento de la biología y la fisiología de las células madre, de las fracciones estromales que las contienen, e incluso de pequeñas proteínas señalizadoras como son las citoquinas, quimioquinas, factores de crecimiento e incluso pequeñas fracciones de RNA llamadas micro RNA que van a convertirse en la base de las nuevas terapias génicas.

Toda esta base de conocimiento, que a muchos puede parecerles extremadamente novedosa, parte ya de finales de los años 70, aunque últimamente ha evolucionado mucho más rápidamente y se habla más de ello. Los nuevos avances terapéuticos conseguidos a través de la medicina biológica regenerativa y de la bioingenieria tisular han dado paso al nacimiento de una nueva medicina mucho más natural, eficiente y eficaz, que potencia los mecanismos de regeneración en detrimento de los de reparación.

Se trata pues de una medicina con un grado de eficacia y eficiencia altísima, no conocido hasta la fecha, y que vislumbra que podrá ser aplicada a cualquier especialidad y, prácticamente, a cualquier tipo de enfermedad.

¿Cómo funciona su tratamiento?

Básicamente, hoy día los tratamientos basados en medicina regenerativa buscan generar una inmunomodulación que afecte directamente a los mecanismos fisiopatológicos que nos han llevado a generar una enfermedad en uno o varios tejidos, tratando de revertir esas condiciones o situaciones patológicas de forma natural, imitando y potenciando los mecanismos naturales que nos llevan a la curación.

Se trata de una auténtica revolución médica, sin lugar a dudas, ya que es una medicina, hoy por hoy, totalmente personalizada, con un enfoque terapéutico individual, paciente a paciente, y que, al contrario de la medicina tradicional, que siempre ha buscado soluciones generalistas basadas en la inhibición de alguna molécula o proceso bioquímico, o incluso, la estimulación única de una molécula o proceso bioquímico concreto, busca soluciones personalizadas y basadas en regular los procesos de la inmunidad innata implicados en una enfermedad concreta y un paciente concreto.

¿Por qué son tan especiales estos tratamientos?

Pues son especiales porque son tratamientos médicos individualizados y personalizados. No existen tratamientos médicos de medicina regenerativa que valgan para todos los pacientes en diferentes enfermedades o lesiones y en diferentes estadios de las mismas.

La medicina regenerativa, al menos hoy por hoy, debe ser una medicina totalmente personalizada con soluciones diseñadas de ex proceso para un paciente concreto que se encuentre en una situación patológica concreta. Es por esto que las formas que tenemos actualmente de demostrar la evidencia científica con nuevos medicamentos, realizando ensayos clínicos multicéntricos, aleatorizados, etc…, no sea la forma más apropiada para demostrar la evidencia científica en esta nueva especialidad, ya que la generalización de una fórmula terapéutica concreta en medicina regenerativa, puede dar lugar a una pérdida de eficacia relativa alta, por no haber atendido al principio de medicina individualizada en el que deberían basarse estas técnicas.

¿Existe alguna técnica en la medicina regenerativa?

Realmente existen muchísimas técnicas. La primera técnica que se usó en medicina regenerativa parte de finales de los años 70; fue el llamado PRP o plasma rico en plaquetas. Al principio esta técnica se aplicaba solo en el campo de la odontología, pero en los últimos 10 años se ha estado aplicando a todos los campos de la medicina y de forma indiscriminada, provocando una gran variabilidad de resultados, tanto buenos, como regulares e incluso malos.

EL PRP es una técnica muy simple, que se basa en realizar un centrifugado de sangre completa para obtener un concentrado plaquetario, con contenido en linfocitos en diferentes proporciones (desde ninguno hasta un contenido alto), y que puede ser aplicado de forma activada (rompiendo las plaquetas para liberar el contenido de sus gránulos) o sin activar.

El problema de este PRP es que a ningún médico en su sano juicio se le ocurriría tratar prácticamente cualquier lesión o enfermedad a un enfermo, dándole un brebaje que no sabe lo que contiene ni en que concentración, por que nadie mide el contenido de cada PRP de cada paciente en citoquinas, quimioquinas, factores de crecimiento, etc… Que contiene el PRP; para poder dosificar un medicamento, hecho clave en la buena práctica médica, debe conocerse su concentración y composición.

Es verdad que algún fabricante de dispositivos de fabricación de PRP da alguna cifra sobre alguna citoquina y algún factor de crecimiento, pero hecho sobre muy pocos pacientes y una sola vez. Yo llevo años estudiando la composición del PRP procedente de plaquetas y le puedo garantizar que incluso en el mismo paciente de un día para otro, puedes encontrarte composiciones completamente antagónicas, es decir, que un día tengas una composición con un perfil anabólico anti-inflamatorio y pro-regenerativo, y al día siguiente en el mismo paciente, tengas una composición con un perfil completamente catabólico, pro-inflamatorio y pro-fibrótico.

Ya son muchos los artículos científicos que ponen en serias dudas la eficacia e incluso la seguridad de este tipo de terapias, y que demuestran que incluso a partir de los 23 años más o menos, se produce una alteración del contenido plaquetario, dando lugar a contenidos con perfiles claramente catabólicos, pro-inflamatorios y pro-fibróticos a partir de esa edad, sin existir condiciones patológicas concomitantes, es decir, relacionando esta composición simplemente con el envejecimiento de la persona.

Actualmente dirijo un equipo de investigadores con el que ya hemos desarrollado un método de producción personalizada de un conjunto de factores de crecimiento, citoquinas y quimioquinas, que nos permite ser específicos para un tipo de enfermedad concreta, en un estadio concreto y en un paciente definido, consiguiendo controlar al máximo la generación de un efecto inmunomodulador pro-regenerativo, anti-inflamatorio y anabólico, alcanzando niveles máximo de eficacia y eficiencia en diferentes tipos de enfermedades y lesiones, en nuestro caso, casi todas vinculadas al dolor crónico, a la artrosis, y a las enfermedades autoinmunes sobre todo de base reumatológica, dado que son los campos de especialidad donde actuamos.

Otro aspecto importante de la medicina regenerativa es el uso de la llamada terapia celular, vinculada al uso de células madre. Existen muchos tipos de células madre pero hoy por hoy en clínica solo se han usado células madre mesenquimales adultas, procedentes sobre todo de la grasa o de la médula ósea.

Se comenzó a usar ambas por su facilidad de obtención, aunque poco a poco las de grasa están siendo las más usadas, ya que su obtención es infinitamente más sencilla, carente de efectos secundarios en dicho proceso, y han demostrado una biología en ciertos aspectos superior a las de médula ósea.

No obstante, la utilidad de dichos tipo celulares, no está simplemente en la implantación de las mismas directamente en un tejido, sino que cada vez más, el interés de estas células está en su uso en laboratorio para usarlas como método de obtención de ciertas moléculas concretas que luego puedan ser usadas clínicamente en diferentes condiciones patológicas. De hecho, el principal efecto de las células madre mesenquimales no es en sí generar un tejido nuevo donde había uno alterado, sino realizar funciones de inmunomodulación, para facilitar la regeneración natural del tejido mediante los actores naturalmente implicados en los procesos de inmunidad innata.

¿Qué enfermedades se podrían curar con este tipo de medicina?

Como se desprende de todo lo anteriormente comentado, la medicina regenerativa se va a aplicar a todos los campos y especialidades de la medicina, y por lo tanto, la gran mayoría de enfermedades conocidas van a poder ser tratadas de forma única o coadyuvante, con este tipo de terapias. Yo no concibo un hospital hacia mediados de este siglo, que no tenga una unidad potente de medicina regenerativa centralizada, que de servicio a todas las especialidades del hospital. Además, aunque parezca lo contrario, la medicina regenerativa personalizada ahorrará muchísimos costes farmacéuticos que actualmente están absolutamente disparados.

La medicina regenerativa utiliza células madre, ¿por qué realizar este tipo de tratamientos en nuestro propio cuerpo?

Como he comentado, la medicina regenerativa no solo usa células madre, sino también usamos la nanoseñalización protéica, la terapia génica, la ingeniería tisular, los sccafolds, etc… Hoy día usar la técnica o combinación de técnicas adecuadas en un paciente concreto, nos puede dar unos resultados terapéuticos desconocidos hasta la fecha, con un alto índice de satisfacción por parte del paciente, y además con la práctica ausencia de efectos secundarios, ya que se trata de una medicina personalizada, con medicamentos personalizados y fabricados con material extraído de una i otra forma del propio paciente.

Por lo tanto es una medicina mucho más barata en todos los sentidos y mucho más eficaz, ya sea aplicada de forma única o coadyuvante a otras terapias, en función de la patología que se esté tratando.

Le pongo otro ejemplo actual, el caso del coronavirus Covid 19. Actualmente mi grupo de investigación mantiene contacto con el ministerio de sanidad chino, dado que han constatado que los enfermos que han sido gravemente afectados por el virus, pueden desarrollar procesos fibróticos pulmonares que pueden acabar llevando a una situación parecida a la fibrosis pulmonar idiopática, con la consiguiente pérdida de calidad de vida del paciente y posiblemente, con incluso un claro acortamiento de su esperanza  de vida.

Es evidente que la medicina regenerativa como tal no va a aportar una terapia contra el Covid 19, pero si que vamos a aportar una solución para evitar que el Covid 19 provoque una destrucción del tejido pulmonar que arrastre al paciente que ha sido gravemente afectado por el virus a una fibrosis pulmonar. De hecho estamos en la fase final de diseño de un medicamento personalizado basado en el uso de nanoseñalización protéica que evite el desarrollo de dicha fibrosis. Este es un ejemplo actual del uso de la medicina regenerativa como terapia coadyuvante en una enfermedad concreta.

¿Qué ventajas podrían tener?

La medicina regenerativa va a aportar en multitud de enfermedades una solución eficaz y barata para muchas de ellas, y en otras será usada como terapia coadyuvante. El término barato hemos de entenderlo en dos sentidos, el puro abaratamiento económico consiguiendo disminuir los costes directos farmacéuticos, y por otro lado como un abaratamiento científico, en el sentido de ser una medicina prácticamente carente de efectos secundarios.

¿Qué papel ocupa la medicina regenerativa en España?

Desgraciadamente no está ocupando actualmente el papel que debería. Como ya hemos comentado, las reglas de juego que nos impone la medicina tradicional para demostrar científicamente los resultados, van e contra de las bases de este tipo de medicina. A medicina regenerativa es una medicina totalmente personalizada, por lo que obligarla a demostrar sus beneficios terapéuticos mediante un ensayo clínico basado en las reglas clásicas, le hace perder mucha potencia ya que desvirtúa sus posibles resultados terapéuticos cuando se aplica paciente a paciente, caso a caso. Además, plantear ensayos de bioseguridad clásicos en este tipo de medicina personalizada, tampoco tienen mucho sentido, ya que al usar o células o sustancias producidas por el propio cuerpo del paciente, de forma mucho más masiva que las que se emplean en terapia, es evidente que no pueden provocar daño alguno al paciente.

Actualmente estamos jugando con las reglas que impone la medicina tradicional en cuanto a demostración científica se refiere, es decir, usando el ensayo clínico aleatorizado y multicéntrico como prueba para validar terapias concretas basadas en el uso de este tipo de medicina, pero creo firmemente que si queremos avanzar y profundizar en el uso de este tipo de medicina, se debería plantear a nivel mundial un cambio profundo en las formas y protocolos de evaluación de eficacia y seguridad de este tipo de intervención médica personalizada. Como presidente de la SEBRET, Sociedad española de bioingeniería y regeneración tisular, estamos luchando en este sentido, pelando además por el reconocimiento de la especialidad, y por el impulso de la misma, tratando de impulsar tanto a centros públicos como privados que apliquen con seriedad y rigor científico este tipo de medicina.