Faltan enfermeras… De nuevo. ¡Hay que actuar!

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Hemos pasado como sociedad una de las situaciones más traumáticas que le puede acontecer al ser humano: una pandemia. La historia de la humanidad nos ha mostrado que las epidemias son un fenómeno global que al igual que las guerras o el hambre producen profundos cambios sociales por su gran impacto traumático sobre la población.

La pandemia de COVID-19  derivada de la enfermedad ocasionada por el virus SARS-CoV-2 ha tenido un impacto mundial posiblemente nunca antes vivido como tal por toda la humanidad. Durante los próximos años y posiblemente décadas tendremos que gestionar los cambios que se han producido en todos los ámbitos. Nuestra sociedad ha vivido las últimas décadas un intervalo de prosperidad que permitió desarrollar un sistema de salud que, aunque muy afectado por las continuas crisis económicas, ha permitido dar cobertura universal a la población.

Esta cobertura que se ha ido ampliando a medida que las necesidades cambiaban y que la propia población solicitaba nuevos servicios. Todos los analistas y científicos que han estudiado nuestro sistema de salud ha confirmado que tiene entre una de sus mayores limitaciones el bajo ratio de enfermera por número de habitantes. Actualmente nos movemos según datos del Consejo General de Enfermería en su Informe de Recursos Humanos en Enfermería 2020 en una ratio nacional de 5,6 enfermeras por cada 1.000 habitantes, cifra que está muy alejada de la realidad de otros países de nuestro entorno. Hay que decir además que existe una gran diferencias entre CCAA.

Periódicamente estamos viviendo ciclos donde existe una fuerte demanda de enfermeras que en muchos casos anteceden a tiempos de crisis económica donde la demanda desciende. Este ciclo “perverso” se ha cronificado en nuestro sistema y en cierta forma se vive con cierta naturalidad tanto por nuestro colectivo profesional como por parte de los propios gestores sanitarios.

En este momento donde la crisis sanitaria ha motivado una crisis económica y social y donde los agentes políticos abogan por reforzar el sistema es necesario que rompamos este ciclo y demos un salto cualitativo en el desarrollo profesional enfermero. Es necesario crear una mesa profesional, un Ágora, donde estén representados los colegios profesionales, el ministerio y las CCAA, los grandes empleadores, que incluyen no solo al sector público sino también al sector concertado y privado, los sindicatos, las universidades y las sociedades científicas para de una vez por todas crear un plan de acción que revierta esta situación.

La sociedad valora enormemente el esfuerzo realizado y lo reconoce y apoyaría de forma mayoritaria una reforma sanitaria donde solo se abogue por unos mínimos estructurales en RR. HH., si no también por dotar a las enfermeras de una carrera profesional reconocida económicamente y científica con certificación y especializaciones que permitan a cada enfermera desarrollarse en su profesión y proporcionar los cuidados que la población necesita.